Es un ser mitológico que adopta ciertas características propias de los humanos, como es la lujuria, la ira, el egoísmo, la obsesión, el engaño, el secuestro, la exigencia, la adulación, el enamoramiento y la venganza.
Se la considera como una mujer de atractiva belleza, de larga cabellera, verde o rubia, según el caso, ojos azules, baja estatura, pero con las extremidades inferiores en forma de cola de pez y cubierta de escamas de la cintura para abajo.
La Sirena es generosa con los que aprovechan racionalmente los recursos hidrobiológicos y con los que logran captar su atención amorosa, premiándoles con recursos hidrobiológicos (peces).
Según lo que cuentan algunos testimonios que han avistado a estos seres mágicos y misteriosos, su aparición la hace generalmente en las orillas de los ríos, aprovechando las noches de luna llena, y con la dulzura de su voz entona canciones, ejerciendo un encanto mágico entre los varones que la escuchan.
Son muchos los testimonios de personas que dicen haber escuchado música salir de las profundidades del río, lago o arroyo, como si en su interior existiese una gran fiesta, con mucho jolgorio.
Algunos testigos afirman nunca haber visto a la sirena, pero sí haber escuchado sus hermosos y melodiosos cantos en la oscuridad de la noche provenientes de algún lago, río o arroyo, acompañados de sonidos de guitarra, mandolina o arpa, sobre todo en noches de luna llena.
La sirenas pueden adular y engañar a sus víctimas para llevárselas a lo profundo del río, causando una fascinación y encanto en aquel hombre que logra ver su belleza, sumiéndolo en una nostalgia y tristeza si no la vuelve a ver y sintiéndose atraído por las aguas de ríos y lagos, donde la observó inicialmente.
Algunas personas afirman que la atracción hipnótica es tal que algunos varones terminan levantándose por las noches de sus camas, y dirigiéndose a la fuente de agua con la idea de arrojarse a ella, teniendo muchas veces que ser forzados a no hacerlo por sus familiares, quienes prefieren prevenir esto exigiendo al joven que se vaya del lugar.
Una vez que una persona ingresa al agua, bajo el encantamiento de la sirena, se encuentra con un mundo libre de agua, parecido al nuestro, donde hay ciudades y personas que viven cómodamente; donde la boa de agua (anacondas), los lagartos (caimanes), los lobos de río (nutrias), las tortugas y otros animales acuáticos, son personas que habitan con las sirenas.
Muchas personas, sobre todo los ancianos, aseguran que era común observar a estos seres en fechas pasadas cuando recién se poblaba la Amazonía y cuando no existía mucho disturbio de la actividad humana en las fuentes de agua.
Sin embargo, la típica advertencia de “ten cuidado, no te vaya a llevar la sirena«, o “ten cuidado con la madre de la cocha«, ha servido durante tiempos ancestrales y sirve actualmente para amedrentar a las personas que pretenden ir solas a las orillas de los ríos, lagos y arroyos, y en especial cuando tratan de ingresar a tales ambientes naturales para bañarse sin cuidado o protección.