¿Qué es la pobreza?
Casi la mitad de la población mundial -incluyendo a mil millones de niños- vive actualmente en situación de pobreza, definida como un ingreso de menos de 2 dólares estadounidenses al día. Durante casi 25 años, el número de personas que viven en la pobreza extrema —con menos de USD 1,90 al día— disminuyó constantemente. Sin embargo, la tendencia se interrumpió en 2020, cuando la pobreza aumentó debido a las alteraciones causadas por la crisis del covid-19 y los efectos de los conflictos y el cambio climático, que ya habían estado desacelerando la reducción de la pobreza.
Camino a ser pobre.
La disminución de los ingresos, la pérdida de puestos de trabajo y los ceses laborales durante la pandemia fueron especialmente perjudiciales para los hogares pobres. Las mujeres, los jóvenes y los trabajadores informales y de bajos salarios, en particular aquellos que viven en zonas urbanas, se encontraban entre los más afectados. La desigualdad aumentó tanto dentro de los países como entre ellos, causando impactos a largo plazo en el acceso a las oportunidades y la movilidad social.
La inflación inducida por el precio de los alimentos puede tener un impacto particularmente devastador en las familias pobres. Una persona típica de un país de ingreso bajo gasta alrededor de dos tercios de sus recursos en alimentos, mientras que una persona típica de un país de ingreso alto gasta cerca de un 25 %.
Con frecuencia, los Gobiernos pueden mitigar el impacto del aumento de la inflación en las familias pobres a través de políticas de protección social. Sin embargo, a diferencia de períodos anteriores de inflación elevada de los precios de los alimentos, las finanzas públicas se han agotado debido a diversas medidas fiscales promulgadas a lo largo de la crisis del covid-19. En el caso de las economías que aún se tambalean por la pandemia, las presiones inflacionarias no podrían haber llegado en peor momento.
Más de un tercio de los latinoamericanos son pobres. Representan al 33.7% de la población, o 209 millones de personas. Según el reporte Perspectivas Económicas de América Latina, la crisis derivada de la pandemia ha ocasionado daños a un tejido social «extremadamente vulnerable, resultando en un significativo aumento de la pobreza y la desigualdad». Las políticas impulsadas por los gobiernos sirvieron para evitar pérdidas de vidas y aumentos de pobreza. Sin estas transferencias, el índice Gini ‑‑medidor de la desigualdad‑‑ habría aumentado un 5.6% con respecto a 2019, en lugar del 2.9% registrado.
Las mujeres.
Las mujeres salen perjudicadas. Según la Cepal, en 2020 el 13.4% de los hombres no recibían ingresos propios, mientras que las mujeres representaban el 25.8%. Para revertir esta situación será imprescindible dotar de una mayor autonomía económica a las mujeres de la región, facilitando su acceso a recursos financieros, a servicios básicos y de desarrollo productivo, a oportunidades laborales de calidad y el desarrollo de sistemas de cuidados, así como su participación en las estrategias para la mitigación y adaptación al cambio climático.
La educación.
El primer impacto de la pobreza se evidencia en la alimentación, el segundo impacto en las condiciones de vivienda y el tercero en la educación, creando un circuito que impide la salida. En el Perú y en particular Ucayali, la deserción escolar se ha incrementado en un 20% y se ha duplicado el número de jóvenes que no concluyen la educación secundaria.
Vulnerables
Crece el grupo de los vulnerables. Los vulnerables son aquellas personas que se encuentran a las puertas de la clase media por su nivel de ingresos, pero que, si los pierden, vuelven a caer en la pobreza. La también llamada “clase media informal”, en 2019 representaba al 37% de la población, mientras que la clase media ascendía al 38%. Tras la pandemia, estas cifras se han revertido, y ahora los vulnerables representan al 38.5% y la clase media al 37.3%. A diferencia de los más pobres, los vulnerables no suelen estar cubiertos por programas de transferencias condicionadas de ingresos, la clase media informal en muchos países no recibe los típicos servicios de la protección social básica.
Transporte y pobreza.
La modalidad individual, la oferta y el alto costo del transporte de personas en Pucallpa hace que este incida en el costo de vida pues corresponde entre el 10 y el 20% del salario o ingreso mensual de más de la mitad de la población cuya actividad está sujeta a la dependencia pública y privada con bajas remuneraciones, y a la informalidad del comercio y otros emprendimientos, por lo cual, se constituye en un factor determinante para el mantenimiento de la pobreza en un porcentaje muy alto de los habitantes de la ciudad.