Continuando la historia de ayer a un joven integrante de una iglesia evangélica al cual llamamos Elías y que fue testigo de un supuesto exorcismo del que lamentablemente en un momento determinado perdió el conocimiento al ver cosas como sacadas de una película de horror.
Todo había ocurrido un día domingo y él se había prestado como voluntario para realizar una liberación como la suelen llamar en la cual el pastor de la iglesia trataría de sacar el espíritu maligno del cuerpo de una mujer, algo que Elías no pudo ver si se llegó a realizar ya que perdió el conocimiento.
Los días pasaron después del terrible suceso en su corta vida y ya se acercaba nuevam,ente el día domingo, fecha en la que todos los integrantes de la iglesia asisten para orar y realizar cantico a Dios, Elías se alisto al igual que sus padres y tranquilos tomaron un motocarro que los llevó hasta su destino.
Bajaron del vehículo los tres sus padres saludaron a los hermanos de la congregación, pero al mirar hacia su hijo, este se encontraba paralizado como una estatua, su madre muy sorprendida lo llamó por su nombre como para sacarlo de su estado hipnótico en el que solo se había sumergido, fueron tres veces las que lo llamó por su nombre y no respondió.
Elías después de unos segundos giró la cabeza en dirección hacia sus padres e intento gritar, pero no salía sonido alguno de su boca, su padre instintivamente comprendió al igual que su madre que su hijo pedía auxilio y ya tenía los ojos rojos, así como una cara de pánico por algo de lo que no podía defenderse y mucho menos ellos podían ver.
El joven se desplomó y los otros hermanos que fueron testigos del hecho los ayudaron a cargar a Elías, el pastor de la iglesia se acercó y les ordeno que hicieran un circulo alrededor del joven feligrés, el conocía muy bien a cada uno de los miembros de su iglesia y sabía que el joven no quedó muy bien después del domingo anterior en el cual se hizo aquel exorcismo.
La madre entre lágrimas pedía que ayudarán a su hijo y su padre tomaba fuertemente la mano de su hijo tratando de infundirle fuerzas, ya que lo que le estaba pasando a Elías, solo él mismo joven lo sabía y algunos miembros que se quedaron aquel día domingo; El padre junto a otros miembros de la iglesia empezaron a cantar con todas sus fuerzas, los vecinos en las casas aledañas los escucharon.
Los canticos no eran los de costumbre estos parecían más bien gritos desesperados pidiendo auxilio, lamentablemente desconocían todo aquello que pasaba en la casa que hacía de iglesia para los evangelistas. Algunos vecinos llamaron a la policía, ya que, juraban que gritaban pidiendo auxilio desde la iglesia, por seguridad los asistentes a la iglesia habían cerraron las puertas.
El pastor dio un grito diciendo “No a este joven no te lo vas a llevar, esta vez no nos vencerás, Dios está con nosotros esta noche”, todos al unísono respondieron “gloria al señor y su nopmbre”, la policía tocó la puerta y nadie les hizo caso, tocaron nuevamente y nada. Empujaron la puerta ya que los gritos mezclados con los canticos ya eran algo anormal para todos.
Alguien abrió la puerta y los policías entraron, lo que vieron los dejó perplejos… Elías flotaba a dos metros y medio del suelo; solo su padre lo tenía sostenido de su mano como si él fuera un globo de helio, su padre nunca lo soltó…su madre nunca dejó de cantar a Dios…
Los policías casi petrificados cerraron ellos mismos la puerta, miraron hacia arriba y sombras más negras que la noche volaban, lo que pasaba no era un espectáculo, era la lucha del bien contra el mal en carne propia y ellos eran testigos; todos gritaron ¡Amén! como nunca en su vida, incluso los policías… Elías cayó entre los brazos de sus padres abrió los ojos y dijo gracias Dios… Fin