El ‘tunchi’ salvador

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Había una vez, en un edificio de apartamentos en el centro de la ciudad de Pucallpa, una familia que vivía en el tercer piso. La familia estaba compuesta por una pareja joven y su bebé de un año y medio. La pareja era muy feliz con su nueva vida como padres, pero había algo extraño en su apartamento. Desde hacía un tiempo, habían notado que las cosas se movían solas cerca de la cocina. Al principio, pensaron que era el viento o algún animal, pero luego se dieron cuenta de que no había ninguna explicación lógica para esos movimientos.

Un día, la madre estaba cuidando a su bebé en la sala de estar mientras el padre estaba en el trabajo. La madre solo se descuidó por unos segundos para ir a buscar algo en la cocina y, cuando regresó, se dio cuenta de que la puerta del balcón estaba abierta y su bebé había desaparecido. Desesperada, corrió hacia el balcón y vio a su bebé colgando del borde, a punto de caer al vacío desde el tercer piso.

La madre gritó y trató de alcanzar a su bebé, pero era demasiado tarde. El bebé cayó desde el balcón hacia el suelo. La madre cerró los ojos y se preparó para lo peor. Sin embargo, cuando abrió los ojos de nuevo, vio algo increíble. Su bebé estaba flotando en el aire, sano y salvo. Un fantasma había aparecido y había salvado a su bebé de una muerte segura.

La madre no podía creer lo que estaba viendo. Llorando de felicidad, tomó a su bebé en brazos y lo abrazó fuertemente. El fantasma desapareció tan repentinamente como había aparecido. Desde ese día, la familia nunca volvió a sentir miedo en su apartamento. Sabían que había un espíritu protector cuidándolos.

La historia del fantasma salvador se extendió rápidamente por toda la ciudad. La gente empezó a contar historias sobre otros fantasmas que habían ayudado a personas en peligro. Algunos decían que eran espíritus de antepasados que habían regresado para proteger a sus seres queridos. Otros decían que eran ángeles enviados por Dios para ayudar a los necesitados.

Lo cierto es que nadie sabe con certeza quién era ese fantasma o por qué decidió ayudar a esa familia en particular. Lo único que sabemos es que, gracias a él, una bebé pudo seguir viviendo y creciendo junto a sus padres. Y eso es algo verdaderamente mágico.

Esta historia nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza. Nunca sabemos cuándo puede aparecer un ángel guardián para ayudarnos en nuestro camino. Así que nunca debemos perder la fe y siempre debemos mantenernos fuertes ante las adversidades.

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