Cuando Alejandro vino al mundo, el roble ya estaba en el jardín, a nadie le extrañó que el chico le temiera, pues era más grande que él y sus ramas parecían brazos estirándose para alcanzar algo. Pensaron que al crecer olvidaría el miedo, pero no fue así, el niño cuando ya tenía 6 años se negaba a salir al jardín, decía que el árbol quería atraparlo, intentando entrar por la ventana, hasta la cubrió completamente con un mueble, y a veces lo encontraban dormido en la tina del baño.
Nadie pudo creerle su historia, así que él simplemente se dedicó a fingir que todo estaba bien. Como el chico no se quejaba más, todos dieron por olvidado el asunto, hasta que el pequeño desapareció. La ventana estaba rota, había algunas hojas del roble en el suelo y señales de arrastre por el patio, las cuales llegaban también hasta el árbol. Aun así, nadie quiso mencionar la relación evidente.
Después de 48 horas declararon al chico como perdido iniciando el protocolo policial para su búsqueda, pero esta no obtuvo ningún resultado positivo. Con el paso de los días, solo su madre entendió lo que su hijo le advertía sobre lo que le estaba pasando, reconoció que su hijo no estaba mintiendo, las pruebas hablaban por si solas; incluso había pasado tanto tiempo mirando al roble con desconfianza y atención como nunca antes lo había hecho e incluso vio a las ramas cambiar de posición más de una vez.
Así que con toda la seguridad e instinto de madre tomó un hacha y fue a darle con todas sus fuerzas al tronco, por la herida hecha en la corteza brotó sangre, las ramas se extendieron asustadas y la mujer golpeó con más fuerza, pero poco podía hacer para derribar al gran roble. Cayó de rodillas al suelo, llena de decepción imploró al cielo, pero entonces vio frente a ella otra oportunidad, removió la tierra con mucho ímpetu, para descubrir las raíces del árbol y salarlas, pero jamás imagino encontrarse con tal escena, el cuerpo de su hijo yacía ahí, entre las raíces, ya casi seco, pues el cuerpo del menor alimentaba al roble con su sangre.
Esto había sucedido por muchos años, la policía al llegar logró sacar con mucha dificultad 14 cuerpos más, justo igual al número de ramas que el árbol tenía.